miércoles, 21 de diciembre de 2011

Lo siento pero estoy en mar abierto y tu eres mi faro. Porfavor, no te apagues.



¿Quién no ha pasado por ello? Ese sentimiento de nostalgia, de dependencia, de desesperación y de locura que parece que va a acabar contigo. Nadie dijo que iba a ser fácil. De echo, nada nunca lo es. Igual que la primera vez que sentiste que tu corazón se rompía en pedazos o la manera tan sutil en la que te robaron el primer beso. Supongo que tu también desafiaste la ley de la gravedad al ver como el mundo se te caía encima.Pensabas que no ibas a salir de esa. Te juraste a ti misma que de ahí en adelante defenderías a tu corazón como un iluso al más bello de sus recuerdos. Montaste tu muralla solo para darte cuenta de que le única cosa que te puede impedir en el camino eres tu misma. Y así poco a poco aprendiste que cerrarte no serviría de nada; que lo más valioso que puedes ganar en esta vida es la experiencia y que lo más sagrado que puedes poseer es un recuerdo digno de mencionar. No puedes aprender a levantarte sin haberte caído antes y no puedes subir a lo más alto sin tropezarte y dejar que las cicatrices ayuden a no olvidar tus errores. Y gracias, gracias por haberme tendido tu mano cuando más me costaba levantarme, por haberme ofrecido tu sonrisa para que formase parte del mayor de mis recuerdos. Pero sobre todo recordarme que la vida esta para vivirla y punto.

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